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El beso mortal

Mikey Spillane, autor de la novela Kiss me deadly, es la encarnación pura del fascismo y del anticomunismo dentro de la novela negra americana. Robert Aldrich, cineasta inconformista y progresista, adapta esta obra para ofrecernos una provocadora inversión de sus propuestas ideológicas y, de paso, dar una transcripción metafórica de la Norteamérica maccarthista; además de convertir al detective Mike Hammer en un prototipo de antihéroe.


El discurso fílmico de Robert Aldrich está construido sobre el tema de la rebeldía individual ante la presión de las estructuras de poder. Generalmente, sus películas están centradas en un personaje que, aislado, siempre solitario, emprende su lucha personal en contra de un determinado orden social. Así, la película trata sobre un detective privado en lucha contra una poderosa organización de gángsters que desea apoderarse de una carga radioactiva.


Kiss me deadly se puede considerar como una película de montaje. Aldrich no oculta su admiración hacia Orson Welles y, jugando con angulaciones inverosímiles, planificaciones absurdas, picados y contrapicados gratuitos y una cámara a menudo enloquecida, consigue lo que casi parecía imposible dados sus planteamientos: una película realmente estimulante.


Ricardo Palmero ( (Texto basado en una crítica de José María Latorre)

SESIÓN 1598 - 03/11/1998

Kiss me deadly · USA · 1955 · 96 min

Dir.: Robert Aldrich Gidoia · G.: A.I. Bezzerides · Fot.: Ernest Laszlo · Mús: Frank Devol Bailey · Mon.: Michael Luciano · Act: Ralph Meeker, Albert Dekker, Maxine Cooper, Cloris Leachman, Paul Stewart

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