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Alexander Nevsky

Eisenstein filmó Alexander Nevsky a su regreso a la URSS tras su poco afortunada experiencia americana. No fue su primer proyecto en el retorno, sino la consecuencia del escaso entusiasmo que los dirigentes del régimen pusieron en El prado de Beijín, inspirado en un relato de Turgueniev. Creían necesario un filme patriótico, que Eisenstein concibió en clave de exaltación nacionalista, en lugar de revolucionaria. Fijó su atención en Nevski, héroe del nacionalismo que en el siglo XIII derrotara a los caballeros teutones, para desarrollar un filme prodigioso en cualquier nivel: una de sus obras maestras y, consecuentemente, una cumbre del cine.


Formalmente perfecta, narrativamente sólida, Alexander Nevsky cosechó un éxito enorme en su estreno en el célebre Teatro Bolshoi de Moscú. Las autoridades soviéticas estuvieron inmediatamente satisfechas al contar con un filme extraordinariamente capaz a cualquier nivel, incluyendo el propagandístico. La URSS tenía en los cines una herramienta muy útil de difusión ideológica, como demuestra que en 1929 su territorio albergara alrededor de 27.000 cines, de los que por cierto sólo 770 equipaban sistemas sonoros. Este dato es clave para comprender un filme concebido para ser entendido sin sonido, exacerbando sus aspectos visuales, amparados en una espléndida fotografía y en una interpretación -magnífica- también cercana a la gestualidad del cine mudo.


El estallido de la II Guerra Mundial, particularmente la entrada en la conflagración de la propia URSS, hizo que Alexander Nevsky se proyectara profusamente como manifiesto nacionalista frente a la agresión germana. Pero Alexander Nevsky no es un filme ideológico; al menos, no principalmente. Como toda gran obra de arte, traspone ese umbral para configurarse como obra abierta, intemporal e imperecedera.


Sergei Prokofiev compuso para el filme una música que cuenta no ya entre las grandes composiciones para el cine, sino entre las grandes obras del repertorio sinfónico del siglo XX. Pieza para soprano, coro mixto y orquesta, se interpreta regularmente en las salas de conciertos de todo el mundo y tiene una calidad autónoma extraordinaria.

SESIÓN 1587 - 05/05/1998

Aleksandr Nevskij · URSS · 1938 · 106 minutos

Dir.: Sergei M. Eisenstein, Dmitriy Vasilev · G.: Eisenstein / Piotr Pavlenko · Fot.: Eduard Tissé · Mús.: Sergei Prokofiev · Mon.: Eisenstein · Act.: Nikolai Tcherkassov, Nikolai Ojlopkov, Dimitri Orlov, Aleksandr Abrikosov

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