27 besos robados

Un cálido verano. Una promesa rota. Una tragicómica historia de amor. Fue un verano como otro cualquiera. Sybill prometió a Mickey un centenar de besos antes de que llegase el otoño, pero tan sólo consiguió 73.

Sybill llega con su tía a un viejo pueblo de una antigua república soviética. Ve la perspectiva de un verano muy aburrido, pero se equivoca, pues nada más llegar se enamora locamente de un hombre maduro, un hombre viudo al que le encanta mirar las estrellas y la Luna, que disfruta con sus esporádicas relaciones con la mayoría de las esposas insatisfechas del pueblo y que, evidentemente, no siente ninguna atracción por ella. Ese mismo amor es el que siente el hijo de él, Mickey, hacia la rebelde adolescente y su corazón se llenará de celos, rabia e impotencia por la superioridad de su padre. Alrededor de ellos viven el resto de habitantes de la pequeña población, desde un militar medio impotente hasta los especiales y alocados actores y actrices de una compañía de teatro local cuya existencia se alterará tras la proyección de la mítica Emanuelle.

Es una película colorista, de un tono cercano al realismo mágico cuya historia, de trazo erótico, viene dada por el personaje central de la película, Sybill. Su tesón abstraído de cualquier conducta moralmente aceptada que refuerza el potencial erótico, acompañado de la fuerza visual de la cámara de Djordjadze, que consigue una fotografía de postal en exteriores, junto con una música que encaja perfectamente en el film, hace que el deleite sensitivo de la película esté garantizado. Pero además hay otro elemento destacado en la película, el humor: el guardia de seguridad borracho y pasado de vueltas, pero sobre todo la pareja formada por el militar celoso y grotescamente belicoso y por su prometida, una ninfómana promiscua e ingenua, ponen un punto de permanente sonrisa que consigue contagiar al resto del film.

Nana Djordjadze, la directora georgiana de El Chef Enamorado (nominada al Oscar como mejor película extranjera), firma esta película en lo que supone una confirmación de un estilo y una visión personal de contar historias en cine que está teniendo el reconocimiento internacional que merece. La película participó en Cannes y se pudo ver en la prestigiosa sección Zabaltegui del Festival de San Sebastián.

Oliver Martínez

Directora georgiana en su tercer largometraje, siendo su hombre el guionista.

En  un pueblecito ruso, el ambiente veraniego (en la zona del Cáucaso), los  personajes alborotadores de sangre o los medio locos llenos de encanto  también están presentes en esta película.

Aquí tenemos el humor, el  realismo mágico a la manera custusiana, las vicisitudes humanas sobre el  amor, las imágenes consuetudinarias...

Aquí se mezclan sin cesar el  drama, la comedia y la farsa y ¡cómo no! historias de personajes  intercambiables como los chistes entre donostiarras y bilbainos.

¡Absolutamente entretenido!

J.C.G.U.