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George Lucas: El entretenimiento es algo muy duro

I Am Your Father, el documental de Toni Bestard y Marcos Cabotá, era  uno de los finalistas en la última edición de los Premos José Mª Forqué, que con el devenir de los años se han convertido en una especie de apañada  antesala de los Goya.

Y como no podía ser de otro modo I Am Your Father no  fue el  documental ganador. En este sentido no hubo, o por lo menos, no  hubo para mí,  sorpresa alguna. Que el ganador fuese, como fue, el  meritorio 2014. Nacido  en Gaza, daba un poco lo mismo. El galardón igual hubiera ido a parar al  inofensivo 13. Miguel Póveda o al más riesgoso y creativo Basilio  Martín Patino. La 10ª carta o al espeluznante Ciutat morta, los  otros cuatro finalistas, que la cuestión era que I Am Your Father,   siendo consecuente con el carácter del personaje que retrata en sus 81  minutos,  debía resultar irremisiblemente perdedor en esta carrera por  el Mejor  Documental español del año 2015 según EGEDA, organismo que  agrupa a algunos de  los principales productores españoles y entidad  organizadora de los mencionados  Premios.


Porque David Prowse, su protagonista, y digámoslo ya,  será siempre uno de  los grandes perdedores en la Historia del 7º Arte,  además de ser otro magnífico  ejemplo de cómo se las gasta este "de caballería" y de  que el mundo del entretenimiento es un asunto muy  serio. Y que si no que se lo  pregunten al propio David Prowse.


                           


Porque vamos a ver, ¿quién coño es este tipo, este David Prowse,  protagonista de I Am Your Father?  ¿Es que no nos suena de nada el  título, la paradigmática frase del  título del documental? ¿De verdad no nos  suena de nada ahora que  tenemos los cerebros embotados por la gigantesca y  machacona maquinaria  de merchandising que lleva detrás, cual la cola del  más demoníaco dragón, la saga de Star Wars y, en concreto, su última  entrega, El despertar de la fuerza, que ya es (¿no lo hemos oído por  alguna parte?) la película más taquillera de la Historia del Cine? ¡Guaaau!


Entonces sí. Me acuerdo. I Am Your Father es  la frase que le suelta  el archifamoso y archimalvado de todas las  galaxias conocidas y por conocer,  Darth Vader, a un desconcertado Luke  Skywalker en la tercera parte de la serie, El retorno del Jedi. Claro, ahora me acuerdo. Que cabeza (de chorlito)  la mía.


                             


Luego concretamos.  I Am Your Father tiene  como protagonista a  David Prowse, el actor que encarna al oscuro y  mítico Darth Vader… Y sí, pero  no. Y será sobre este aparente  contrasentido sobre el que el documental de  Bestard& Cabotá  encuentre una de sus principales y alucinantes, ¡sí,  alucinante!,  fuentes de inspiración.


Así que vayamos, como siempre, por partes. No nos  liemos. David Prowse  encarnó al súper villano de la Galaxia en las tres  primeras entregas de Star  Wars pero, ¡atentos!, cuando en la tercera, es decir, en El retorno del  Jedi,  y en uno de los instantes más celebrados del Cine de los últimos años   del siglo XX, Darth Vader levanta por fin su máscara, y suelta ante un  atónito  Skywalker eso de I am your father, resulta que el  rostro que los  espectadores ven ¡¡no es el de David Prowse!! sino el de  otro, otro actor de  cuyo nombre prefiero no acordarme ahora por  respeto al legítimo, al auténtico,  al auténtico rostro y persona,  aunque no la veamos, de David Prowse.


                               


Pero, ¿qué demonios ha ocurrido para que esto ocurra  así, y David Prowse  quede, lamentable y traicioneramente, apartado de  su momento de gloria, del  momento cumbre de la película y de la  galáctica serie, y de la fama que sin  duda merecía su impecable  encarnación de Darth Vader? De esto habla I Am  Your Father porque, según responsables de la Fox y de Lucasfilm, George Idem,  creador, mentor y todopoderoso propietario de Star Wars y, con ello, de  una parte nada despreciable del negocio audiovisual de  nuestros días, nunca  perdonó a David Prowse que realizara unas  declaraciones a un prestigioso  periódico inglés en las que revelaba que  en las secuencias finales de El  retorno del Jedi se iba a  descubrir que Darth Vader era en realidad el  progenitor de Luke  Skywalker, Y como consecuencia de ello, de la violación  de una de esas  leyes no escritas (tiene mogollón de ellas) del mundo del   entretenimiento como es ésa de no revelar la conclusión de la ficción  antes de  que el espectador la haya visto con sus propios ojos, David  Prowse pagó con  creces la filtración, el haber tenido la boca demasiado  grande, aún siendo como  era el amo y señor de la Galaxia, su lado más  oscuro, pero también su lengua  más suelta y dicharachera. Demasiado  chismosa, sin duda, para el lacónico George.


                               


Y de ahí habría venido la penalización y la  substitución de David cuando  Darth Vader enseñaba su rostro a los  millones de espectadores que contemplaban El  retorno del Jedi  aferrados a sus butacas. Y de ahí que todavía hoy se  impida la  asistencia y la entrada del “bocazas” Prowse a las multitudinarias   galas y encuentros entre los profesionales, que hicieron y hacen posible  la  continuidad de Star Wars, y los aficionados y fanáticos de  la serie que  no saben y, quizás, en el fondo no les importe mucho, que  a David Prowse, el  auténtico Darth Vader, nunca estará presente en los  suntuosos salones atestados  con la impresionante pirotecnia que mueve  el merchandising de Star  Wars ni posará ni se hará un maldito selfie con ninguno de ellos.  Porque George ni olvida ni perdona. That´s entertainment. Y con el entertainment no se juega. Como si de una partida de póker se tratara: quien descubre sus  cartas antes de tempo lo paga. Y se le deja fuera de la timba.

Y hasta aquí lo que cuenta I Am Your Father. Y  por cierto, George ni  sale en el documental. Y claro, tampoco dice ni  “mu”. Pero a partir de ahora  entro yo. O más exactamente, entra mi  divague, mi vuelta de tuerca. Y empiezo  por ubicar temporalmente los  hechos.


En 1977 se estrena La Guerra de las galaxias. Y David,  Darth Vader,  va detrás de la máscara. El enorme éxito económico de la  película hace que  cuatro años después, en 1981, se estrene su  continuación, El imperio  contraataca. Y David, Darth Vader  sigue detrás de la máscara. Y la  registradora no para de almacenar  billetes. Así que en 1983 se estrenará la  tercera parte, El retorno del Jedi. Y aquí se produce la patada en los  testículos, la Gran Putada para David. Aunque I Am Your Father y los  jerifaltes hollywoodenses, que participan en el documental,  tienen una  explicación muy sencilla para el durísimo comportamiento de  George con uno de  los actores (invisibles, pero actor al fin y al cabo)  que más hicieron por el  impresionante éxito comercial de la galáctica y  guerrera franquicia.


                               


Y aquí puntualizo. Y me quitaba un par de vendas de  los ojos. Porque en  1975, lo que también se cuenta en el documental,  David es elegido para  interpretar al inocentón súper héroe de Green Cross Code, una conocida  serie de spots publicitarios (de hecho en 2000 la mismísima reina Isabel  condecorará a  David por su participación en la campaña publicitaria que haría  que el  número de accidentes de tráfico en los núcleos urbanos se redujeran en   el Reino Unido a la mitad) que inundan la televisión inglesa desde hace  casi medio  siglo y en la que David, ataviado con un ridículo traje y  luciendo musculitos,  advierte a los niños y niñas del peligro que  supone cruzar en la ciudad las  calles sin prestar la debida atención.  Los críos, obedientes, escuchan a David,  siguen sus consejos, le  abrazan agradecidos y corean su nombre mientras suena  la empalagosa y  pegadiza cantinela de Green Cross Code.


                              


Luego me extrañaría que el avispado (siempre lo ha  sido) George no conociera  estos precedentes de David, el actor que  elegiría para incorporar, detrás de la  máscara, a Darth Vader. Y  tirando del hilo no me extrañaría tampoco que Lucas Entertainment hubiera decidido que si en algún momento de la serie,  Darth Vader  tendría que exponer su rostro al aire y descubrirse ante los  espectadores  de medio mundo ya tuviera previsto que éste no sería el  rostro de David y, en  su lugar, optara por un actor menos conocido,… o  no tan conocido por semejantes  (de)méritos. Porque ahí hubiera sido  nada que el malvadísimo de la Galaxia  hubiera sido ni más ni menos que  el simpático y bonachón súper héroe de Green  Cross Code al que  tantos niños y niñas ingleses están agradecidos por  haberles  adoctrinado con sus sabios consejos… a la hora de cruzar la calle.


Por ello la voz de Darth Vader nunca sería la de David.  Desde sus primeras  palabras se prefirió doblarla. En su momento George  Lucas adujo que su timbre  sonaba demasiado english. Una chorrada, aduzco yo, y con perdón. ¿O no  se podría haber modificado en las mezclas de sonido ese timbre tan english emitido además ¡detrás de una máscara metálica!? Así que me atrae más  la  explicación que con la introducción de un actor de doblaje la  posibilidad,  remota de acuerdo, pero posibilidad, al fin y al cabo, de  que algún finísimo  espectador reconociera la voz del súper héroe de Green Cross Code en la  garganta de Darth Vader quedaba completamente salvada.


                                


Y así, después de la voz, vendría el rostro. Con lo que  David Prowse quedaba  ya reducido al ostracismo más cruel e injusto,  reducido a cenizas ya que el  anonimato en el caso de un actor es casi  lo mismo que ponerle a la parrilla. Y  lo que sería aún peor: con las  mayores premeditaciones y alevosías. Porque todo  estaría ya previsto.  ¿O quién va a creerse que George Lucas no estuviera al  corriente de  todo esto? ¿O no había sido David Prowse Green Cross Code ¡en 1975! y La guerra de las galaxias estrenada en 1977, ¡apenas dos  añitos después!? Aunque tranquilos.  Aquí no pasa nada, que pensaría George.  David, con su voz y su rostro,  directamente al cubo de las basuras. Y se busca  otra voz y otro rostro.  The show must go on! Y si David un día anda  despistado o con  ganas de bulla y se le ocurre reivindicarse y acercarse a  alguna de las  aclamadas y lucrativas convenciones de Star Wars los   encargados de seguridad tienen las instrucciones bien aprendidas: se le  impide  educadamente el acceso al recinto, se le convida a darse media  vuelta y si se  resiste… ¡palo y palo! Nadie nos va a arruinar el  negocio. Por muy Darth Vader  que se crea. Sí, that´s entertainment!


Pero nosotros no vamos  a dejarnos engañar. David  Prowse es un ejemplo de cómo se las gasta  el mundo del entretenimiento.  Y si éste no es una cosa muy, muy seria, y con el nivel ético de un capo de la droga, que baje Dios y nos contradiga, pero  a mí, por lo menos, Le va a costar convencerme.


©Toni  Garzón Abad
lavueltaylatuerca.blogspot.com

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